martes, 31 de julio de 2007

Pablo Neruda, Alturas de Macchu Picchu (Sello Odeon, 1964)

"Cuando pasé por el Alto Perú fui al Cuzco, ascendí a Macchu Picchu. Hacía tiempo que yo había regresado de la India, de la China, pero Macchu Picchu es aún más grandioso. Todas las civilizaciones de los manuales de Historia nos hablaban de Asiria, de los arios y de los persas y de sus colosales construcciones. Después de ver las ruinas de Macchu Picchu, las culturas fabulosas de la antigüedad me parecieron de cartón piedra, de papier maché. La India misma me pareció minúscula, pintarrajeada, banal, feria popular de dioses, frente a la solemnidad altanera de las abandonadas torres incásicas. Ya no pude segregarme de aquellas construcciones. Comprendía que si pisábamos la misma tierra hereditaria, teníamos algo que ver con aquellos altos esfuerzos de la comunidad americana, que no podíamos ignorarlos, que nuestro desconocimiento o silencio era no sólo un crimen, sino la continuación de una derrota. El cosmopolitismo aristocrático nos había llevado a reverenciar el pasado de los pueblos más lejanos y nos había puesto una venda en los ojos para no descubrir nuestros propios tesoros. Pensé muchas cosas a partir de mi visita al Cuzco. Pensé en el antiguo hombre americano. Vi sus antiguas luchas enlazadas con las luchas actuales. Allí comenzó a germinar mi idea de un Canto General americano. Antes había persistido en mí la idea de un canto general de Chile, a manera de crónica. Aquella visita cambió la perspectiva. Ahora veía a América entera desde las alturas de Macchu Picchu. Este fue el título del primer poema con mi nueva concepción. Fui precisando lo que nos era necesario. Tenía que ser un poema extraordinariamente local, parcial. Debía tener una coordinación entrecortada, como nuestra geografía. La tierra debía estar invariablemente presente. Escribí mucho tiempo más tarde este poema de Macchu Picchu. Como es la preparación de una nueva etapa de mi estilo y de una nueva preocupación en mis propósitos, este poema salió demasiado impregnado de mí mismo. El comienzo es una serie de recuerdos autobiográficos. También quise tocar allí por última vez el tema de la muerte. En la soledad de las ruinas la muerte no puede apartarse de los pensamientos. Escribí Macchu Picchu en la Isla Negra, frente al mar"
(extracto de la conferencia "Algo sobre mi poesía y mi vida", Universidad de Chile, que dió el poeta al cumplir sus 50 años. Se publicó en Revista Aurora, Nº1, julio de 1954)





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